¡Y las curas para nuestros males!
En el siglo XX, cuando la Guerra “no-tan-Fría” las cosas eran más simples: capitalismo era el Oeste; socialismo era el Este. Aun así, había algo de socialismo en el Oeste: un gran estado intervencionista, con dinero fiduciario, y con muy elevados impuestos “redistributivos” para el Welfare State. Y había también algo de capitalismo en el Este: los mercados más o menos “negros” o “grises”, desde 1921, con la NEP de Lenin. Y no había entonces marxismo cultural. Ni terrorismo islámico.
Pero hoy en el presente siglo XXI, esto ha cambiado mucho, lo que causa desconcierto. En el Oeste, a lo que había de marxismo clásico se sumó el marxismo cultural, el cual no reemplazó al marxismo clásico, sino que las izquierdas lo superpusieron y combinaron ambos. Y en el Este, los mercados fueron no solamente “tolerados” sino ampliados y expandidos, ya sea en favor de los empresarios emergentes en el modelo chino; o ya sea dominados por una oligarquía de negocios en el modelo ruso. Y el marxismo cultural, en especial la ideología de género, enfrenta dura resistencia en el Este, y el terrorismo islámico.
En líneas generales, sucede que nuestros países…
(1) Están controlados por las izquierdas, en grande medida, como en Cuba, Venezuela y Nicaragua, o en menor medida, como todos los demás países. Es “el sistema”, que está metido en la Constitución y en las leyes, en la educación y cultura, en los partidos y la prensa, en las empresas, y hasta en las iglesias.
--- Y casi no hay política entre nosotros, lo que hay es politiquería, que embarra la cancha y desconcierta a muchos, y nos impide discutir abiertamente las políticas públicas vigentes, de izquierdas o de la derecha mala. Izquierdas y derechas siempre las hay, aunque no siempre es fácil distinguirlas, porque evolucionan y cambian de posturas y aspectos según las circunstancias y contextos.
--- Nuestros países son sociedades “de dos pisos”: el de arriba y el de abajo. Arriba es donde viven las empresas formales, protegidas de la competencia, beneficiarias de los grandes favores, mediante leyes malas; y todos los politiqueros, y sus séquitos de obsecuentes, incluso muchos pobres con los contactos políticos a nivel de base como para aprovechar pequeños favores. Abajo viven, casi al margen de la ley, los empresarios informales, y la gran masa sumida en la pobreza. Lo que queda de la clase media está cayendo del primer piso a la planta baja.
--- También hay “neoliberalismo”: el Consenso de Washington de los ’80 y ‘90, un decálogo de tímidas “reformitas” pequeñas, como paños tibios para tratar un cáncer. Las experiencias liberalizadoras en todo el mundo comprueban que las reformas tímidas no sirven, sobre todo si son aisladas.
--- Contra la creencia popular en los mágicos poderes de los presidentes, aquí los presidentes ni siquiera gobiernan: los países se conducen como en “piloto automático”. Porque las políticas públicas estatistas están inscritas en miles de leyes, reglamentos y ordenanzas, aplicados en modo mecánico por una vasta burocracia, casi toda fija e inamovible, mientras los presidentes y ministros van y vienen.
--- La prensa es una mancha en la radiografía. Periodistas, editores y medios de prensa escandalosos, bochincheros y payasescos rebajan la política al nivel de circo (con gran alborozo de "las redes sociales") porque "eso sube el rating y quiere la gente..." La prensa es casi el primer poder, no "el cuarto", porque define el delito, acusa, investiga, encausa, juzga, condena y ejecuta al reo a pena de linchamiento mediático. ¡Y dicen que eso es "libertad de prensa"!
(2) El estatismo nos tiene sometidos, casi esclavizados. Obligados a extenuantes jornadas de labor para apenas sobrevivir, sin tiempo ni energía suficiente como para la familia ni el descanso, mucho menos para instruirnos y reflexionar sobre nuestra situación, con vistas a actuar para liberarnos. Es la “Condición Éxodo 5”: al esclavo se le recarga la tarea para que no pueda ni pensar en la libertad.
--- Agobiado, el esclavo permanece en la ignorancia y la inconsciencia, confundido y perdido en medio del ruido, que también es amplificado y magnificado: se nos aturde con mensajes contradictorios, y con falsas esperanzas: estudiar una carrera, poner una empresa propia, comprar bitcoins, votar en las elecciones por “el mal menor”, o candidatear al Concejal Municipal, tal vez soñar con la emigración, muy dudosa porque la esclavitud, el socialismo, está en todas partes.
--- Unos 30 millones de latinoamericanos y caribeños viven fuera de su país de nacimiento. Y cada vez son más severas las barreras contra las migraciones masivas; esa no es una “solución”. La solución es una de nuestras propuestas más prometedoras, la “Operación Retorno”: cambiar el sistema para que puedan volver a la patria y recomponer sus familias rotas.
--- El esclavo no puede ni siquiera tener buena información para discernir, por ejemplo, acerca de los principales factores en la ecuación de nuestros padecimientos, como los que siguen a continuación.
--- Nosotros, los del Movimiento Cinco Reformas, somos “fusionistas”, liberales clásicos y conservadores. Y tenemos la única solución: poner al estado en su lugar, en sus funciones propias, que son la seguridad, la justicia y la infraestructura, nada más; y quitarlo de donde estorba, que es en economía, educación, salud, jubilaciones y pensiones, etc. Con privatizaciones populares y con bonos. Para devolver a la gente las funciones, poderes (libertades) y recursos usurpados a lo largo de muchas décadas. Pero no es fácil.
(3) No hay izquierda buena. Como siempre, lo que hay es izquierda más violenta e izquierda menos violenta. Así es desde la Revolución Francesa (1789), en adelante, hasta hoy.
--- Aunque sí hay ciertos países que han podido salir del socialismo, como los “tigres asiáticos” y los “leones africanos”. También hay una evolución de las prácticas socialistas en China, Vietnam, y en parte Rusia: el “capitalismo de partido único”. Estudiamos estos casos en LA REALIDAD, nuestro programa de formación continua.
--- También estudiamos América latina, el barrio de los pobres en Occidente, como EEUU es el de los ricos, y Europa el de las familias patricias, fundadoras de la civilización occidental, hoy en caída libre.
--- Y estudiamos mucho el papel activo y decisivo que tuvieron los cristianos para salir del socialismo y del comunismo en Europa Central y Oriental, en la ex URSS, en Asia y África hoy en día. Sin embargo, es de lamentar la condición deplorable de los cristianos aquí en la región: los católicos en su mayoría son de izquierdas, y muchos evangélicos también. Otros son “apolíticos”, y hasta muy antipolíticos; y los que son “provida y profamilia” no ven que el marxismo clásico arruina la economía y la educación, y por ende es antivida y antifamilia de manera no tan directa como el marxismo cultural.
(4) Tampoco hay una “nueva” izquierda: lo que hay es marxismo cultural, que ya estaba en Marx y Engels, y que no rompe con el marxismo clásico, sino que se le suma, superpone y combina.
--- Clásico es el marxismo estatista en economía y educación: los 10 puntos del Manifiesto Comunista de 1848, capítulo 2. Están plenamente vigentes desde el siglo pasado. Por eso las izquierdas tienen la sartén por el mango; y con ella en mano, nos fuerzan a aceptar las cuatro variantes del marxismo cultural.
--- Cultural es el marxismo estatista en feminismo radical e ideología de género, eco-rojismo, indigenismo racista, y relativismo posmodernista. Es la actual “Agenda” de todas las fuerzas y actores del sistema.
--- Los partidos de izquierda no dominan en base a sus teorías, económicas o de otro orden, sino a una habilidad extraordinaria para esconderse tras sus “organizaciones de fachada” y navegar bajo el agua como los submarinos, y para hacer propaganda con sus “narrativas” de víctimas y relatos truculentos, y con harta manipulación de las estadísticas para culpar al “capitalismo”. En el marxismo clásico, acerca de niños y mujeres famélicos en las fábricas capitalistas, desde los telares de Manchester hasta hoy. ¡Y les funcionó!
--- En el marxismo cultural, hacen igual con las mujeres “explotadas” por el macho-patriarcado, con los homosexuales supuestamente golpeados y asesinados, con los recursos naturales que se acaban y los desiertos que se secan, con los indígenas sometidos a horrorosos genocidios por los conquistadores españoles, y con las “identidades excluidas” por la modernidad. La historia no siempre la escriben los ganadores; a veces lo hacen los perdedores.
--- Los partidos de izquierda no dudan en hacer sólidas alianzas con los empresarios mercantilistas más inescrupulosos o inconscientes, o más susceptibles de ser atemorizados o chantajeados; y pueden llegar incluso a fabricarse sus empresarios mercantilistas, salidos de sus propias filas. Ni dudan en aliarse con la industria más próspera, exitosa y global de nuestra región: la de las “sustancias ilegales”, narcóticas y sicotrópicas, etc. Y a veces dan inesperados giros al capitalismo, sea de Estado, mercantilista o incluso algo más liberal; con lo cual descolocan a la oposición, a los “analistas” improvisados y a los viejos rojos nostálgicos.
--- Nuestra “Gran Devolución” para devolver las funciones, poderes (libertades) y recursos usurpados implica revertir los efectos del marxismo clásico, a fin de empoderar a los individuos y familias, a las empresas, instituciones privadas y asociaciones voluntarias de los particulares, para que puedan por sí mismos defenderse de las embestidas del marxismo cultural. Por ejemplo, cuando los dueños de los medios de prensa tengan que defenderse de las demandas por injurias, calumnias, difamaciones y propagación de noticias deformadas, falsas o sesgadas, pensarán dos veces antes de publicar.
(5) Derecha mala es la politiquera, y no sirve. Es Macri, Piñera, Uribe, fujimorismo en Perú, Lasso en Ecuador, el PAN en México, la oposición en Venezuela. Un estorbo, un obstáculo en el camino, que ya es casi una “seudo”-derecha: en el siglo XX se copió de las izquierdas el marxismo clásico, y en este siglo XXI se vuelve a copiar, ahora el marxismo cultural. Igual pasa con muchísimos empresarios, casi todos.
--- El caso Bolsonaro en Brasil muestra que la “histeria anticorrupción” no sirve: su fracaso es evidente, y Lula acaba de ser rehabilitado por la “justicia”. Y en muchos otros casos: así es como tras los fracasos de la derecha mala, la izquierda siempre vuelve por sus fueros: véase Argentina, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Chile, EEUU, etc.
--- El término “populista” ya no significa nada, porque ha venido a significar todo lo que no le gusta a cada cual. Confunde. Aunque “populismo” es el estilo político que apela al “pueblo” contra una “elite”, sea real o imaginaria. A menudo practica la demagogia: medidas inútiles pero efectistas, y oferta de promesas irrealistas, imposibles de cumplir, al menos sin altos costos. Pero es un estilo; como salsa picante que puede usarse para aderezar cualquier comida o contenido. Y hoy todo el mundo la usa, y en abundancia, desde Donald Trump, de la derecha mala, hasta Nayib Bukele, de la izquierda “posmodernista”.
--- La democracia bien entendida requiere no sólo comicios, sino algunas reglas: que el ganador no aplaste al perdedor; y que el perdedor reconozca la victoria del ganador. Pero el populismo politiquero destruye esta segunda regla con la mala costumbre de denunciar “fraude masivo y sistemático” sin aportar pruebas suficientes; y esa es otra mancha fea que aparece en la radiografía.
--- El populismo no es bueno por varias razones: porque le quita racionalidad a la política, porque induce a polarizaciones artificiales y malsanas, y porque socava y por fin destruye las instituciones republicanas y democráticas encargadas del manejo de la rivalidad y el conflicto político.
--- Nosotros no somos populistas porque no lo necesitamos, ya que apelamos a la mayoría silenciosa, la gente de a pie, contra “los del piso de arriba”; con la misma eficacia propagandística del populismo, ¡pero con la verdad por delante!
(6) Los “tanques de pensamiento” liberales llevan más de 70 años siguiendo el mal consejo de Hayek acerca de evitar la política. Encerrados en sus torres de marfil, no aceptan las fundadas críticas que les hace el Dr. Václav Klaus de Chequia, uno de nuestros dos máximos referentes, siendo el otro el Dr. Ron Paul de EEUU. Los “tanques” llevan 7 décadas repitiendo buenas enseñanzas sobre mercados y economía, lo cual está muy bien, pero asumiendo que el socialismo es un mero “error” en ciencia económica, lo cual está muy mal porque es mucho más, lamentablemente. Y no es “dictadura” sino tiranía, que es peor.
--- Desde luego los socialistas no saben economía; pero porque no les interesa. El socialismo es más que ignorancia; es un pretexto para justificar el abuso de poder, inmoral y tan viejo como el hombre, y el estado totalitario, una “novedad” surgida de la Revolución Francesa, y reforzada con los avances de la tecnología. Los jefazos socialistas no son esos “buenos chicos que no saben economía” como ingenuamente se cree en los “tanques”; pero tampoco son “criminales delincuentes” como creen las bases de la derecha mala. Es cierto que los votantes socialistas están engañados, pero no se les va a desengañar con teoremas económicos.
--- La derecha de los “influencers”, blogueros y youtuberos de las redes sociales es igual de reaccionaria que la politiquera, porque se limita a “reaccionar”, sin propuesta alguna positiva de acción, sin programa ni plan político porque es “antipolítica”. Se asumen como “batalladores culturales”, pero no ven que los más efectivos agentes de cambio cultural son los partidos políticos. Ingenuamente confían en “la tecnología” que nos va a brindar los recursos para liberarnos de la esclavitud; y no ven que les brinda a los tiranos unos instrumentos de control más sofisticados y eficaces. No pocos carecen de información y lecturas, y son además radicales anarquistas, o anticristianos muy beligerantes. Otros, en cambio, nos dicen muchas verdades “políticamente incorrectas”, de modo muy claro, elegante y convincente; y eso está muy bien, pero por su furiosa antipolítica no son una alternativa real para cambiar de sistema.
(7) Los empresarios en América latina son un desastre: en extremo faltos de visión, miedosos y cobardes, y la gran mayoría son mercantilistas, amigotes del gobierno (el que sea).
--- Algunos candidatean y dicen “yo vengo del sector privado, ¡soy un empresario exitoso!” Pero si viene del sector privado mercantilista, no sirve porque es estatista.
--- Y aún si viene de un sector de libre mercado (lo cual es muy dudoso, dado el ambiente de los negocios en nuestro medio), tampoco sirve, porque en política es un neófito inexperto que no sabe nada. Para la política se requieren muchos conocimientos, y formación muy específica, que no se improvisa de un día para otro, ni puede ser suplida por discutibles “asesores”.
(8) Lo que arruina a un país no es sólo el mal gobierno sino además la mala oposición.
Una buena oposición es liderada por gente inteligente, culta, con conocimiento de historia y política, bien informada sobre acontecimientos mundiales y sobre políticas públicas y principios doctrinales,
--- y con la habilidad suficiente como para interpretar correctamente la coyuntura, y actuar en consecuencia, eficazmente. No tenemos esa buena oposición aquí. Sus líderes se limitan a repetir que el gobierno “es una banda de criminales, delincuentes comunes; son para juzgarlos y meterlos en la cárcel”.
--- La “histeria anticorrupción” ha impuesto la mala costumbre de criminalizar al rival político: tratarle como “delincuente común” y amenazarle con “la justicia y la cárcel”. Así uno se inhabilita a sí mismo para el ejercicio político, hecho en buena parte de negociaciones, en aquellos puntos que son negociables.
--- “Negociar” significa hacerse concesiones recíprocas entre rivales políticos: ceder algo a cambio de obtener algo de tu rival. Así se ganan ventajas en el juego del poder, y los actores junto con sus aliados van avanzando casillas hacia sus metas respectivas.
--- “El mal menor” no es sustituto para una buena oposición; es una de tantas trampas del sistema.
--- Tenemos aquí en la región demasiados “paracaidistas” que pretenden llegar a la política sin saber nada de política, porque proceden de otros campos, como los negocios, la religión, la ciencia o la cultura; todos muy respetables, pero que no enseñan ni preparan para la actividad política. Nosotros reivindicamos la política profesional, la democracia representativa, y los partidos políticos, que son insustituibles.
--- Nosotros los del Movimiento Cinco Reformas somos la única opción realista. Queremos ser candidatos, pero al Parlamento, para pelear contra las leyes malas. Aunque primero debemos pelear por la legalización, y es harto difícil lograr el reconocimiento legal por parte de unas entidades burocráticas que han dejado de ser meros árbitros en las competencias electorales, para ser oficinas calificadoras o descalificadoras de partidos, candidatos y campañas, usurpando así, ilegítimamente, la voluntad soberana del pueblo, que es quien debe tomar las decisiones.
--- En vista de lo cual, muchas veces tendremos de momento que tomar prestada o alquilada alguna tarjeta de alguno de los partidos legales, habilitados a postular candidatos; por supuesto que sin ceder ninguna de nuestras banderas ideológicas o programáticas.
---Nos preparamos para crecer; y más adelante, ya crecidos, con el favor de Dios, constituirnos en una eficaz oposición al sistema, no sólo al gobierno de turno. Y para negociar una salida, esa TRANSICIÓN del sistema actual, al sistema liberal clásico de gobierno limitado, mercados libres y propiedad privada. La transición pasa por una amplia consulta popular para el cambio de sistema, inspirada en el episodio bíblico de Josías, el Rey reformador. Esa es nuestra “Hoja de Ruta”. ¡Es nuestra esperanza!
(9) Tenemos propuesta, programa, plan y mensaje. Y líderes. Estamos aprendiendo Ciencias Políticas. Pero no tenemos todavía número suficiente, ni recursos económicos, ni peso ni densidad, ni siquiera mucha visibilidad.
--- Y nos afecta, como a todos, y muy gravemente, la “Condición Éxodo 5” señalada en el punto 1. Les afecta a miles y miles de gentes que hoy deberían estarnos apoyando y participando en el camino de su liberación, pero no pueden hacerlo: las cadenas son demasiado fuertes; y muchos incluso las aceptan, entre resignados e inconscientes. Otros se engañan con falsas salidas.
--- No ayudan el escapismo, el gusto por las fantasías, la ligereza del carácter liviano, sensible y emocional, el inmediatismo y el cortoplacismo, la despreocupación por el mañana, y la indisciplina, típicos vicios latinoamericanos.
--- No obstante, nosotros seguimos adelante, empeñados y esforzados, con determinación, coraje y perseverancia, aunque sea para mantener la llama encendida, y lograr que no se apague, lo cual ya es un éxito rotundo.
(10) Por tanto, no podemos esperar ningún cambio, como no sea para peor: América Latina es una “materia inerte” y así nos llevan del pescuezo a una “segunda década progresista”, sin cambios. A menos, claro está, que los cambios vengan de las izquierdas, quizá al tipo de la NEP leninista de 1921. En ese sentido hay dos posibilidades por delante:
--- Escenario chino, capitalismo a partir de los empresarios emergentes, muy improbable.
--- Escenario ruso, capitalismo mercantilista oligárquico o de amigotes, tal vez más probable, como parece verse en la Caracas chavista.
“¡Es lo que hay!” dicen los millennials … ¡a menos que nosotros podamos CRECER!
San Juan del Río, marzo de 2021
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